martes, 6 de mayo de 2008

Elecciones, elecciones y más elecciones

En las últimas semanas, tres países muy vinculados con Argentina vivieron procesos electorales. Por un lado, Italia vivió el retorno de la derecha al poder. Una figura que a mí me interesa sobremanera, Silvio Berlusconi, supo llegar al palacio de Chiggi aliado a sectores ultraconservadores, contándose entre ellos neofascistas. Incluso su partido ganó en Roma, bastión de la centroizquierda desde la Segunda Guerra Mundial.
En Paraguay, quebrando décadas de supremacía del Partido Colorado, ganó Fernando Lugo, obispo suspendido a divinis, quien encabezó una alianza de centroizquierda. No me resulta muy simpática la idea de que un clérigo participe en la política a nivel partidario; su función es distina y, además, cuando los eclesiásticos olvidaron la sentencia evangélica de "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios" las consecuencias no siempre fueron positivas. Me preocupa que la oposición paraguaya haya necesitado conseguir el apoyo de un personaje prestigioso que se supone aséptico ante las disputas partidarias.
Respecto a las críticas elecciones en Bolivia, lamento mucho las graves consecuencias: un muerto, decenas de heridos, urnas incineradas. Me aterra, asimismo, la crisis institucional: un plebiscito local que no es reconocido por el gobierno nacional habla de una situación complicada e impredecible.
Espero que los gobiernos de los tres países, contando con oposiciones sensatas, puedan regir con sabiduría los destinos de cerca de 75 millones de personas, pensando siempre en el bienestar general de sus pueblos y del resto de la humanidad.